Estas migajas de placer,
 estos pequeños trozos de miradas pecaminosas, 
estas caricias y estos besos fugitivos
 me imploran otro roce prohibido entre mi lengua y tu humedad,
 entre mis dedos y las elevaciones de tu piel incandescente 
que impetuosamente desnuda mis deseos
 de estar eternamente en tu cama.
 Esta loca manera de entregarnos, 
de transgredir leyes de tierra y cielo,
 de hacer temblar el firmamento de nuestra cama,
 ejercitando nuestros labios en acalorados besos,
 convirtiendo en cancion los gemidos,
 construyendo versos con las sustancias derramadas 
del misterio de las sensaciones. 
Solo son migajas, 
y sin embargo llenas mi vida por completo, 
aliviando mis urgencias de amor,
 fortificando mis anhelos,
 soplando aliento de vida 
sobre el barro de mi leve existencia.
 

 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario