
Extraño tus manos nerviosas en mi espalda infinita,
Tu respiración acelerada,
Y la incomparable manera de hacer el amor
En cada rincón de esta casa,
Esta muy triste mi nariz
Vive extrañando tu fragancia.
Tus latidos me pertenecían ajena mía,
y la luna era más blanca, cuando nos amábamos.
Mis dedos han enflaquecido,
Extrañan la calidez emotiva bajo falda café,
El rose inquieto de ombligo
Y los olores curativos de nuestra desnudez.
Mis labios tienen un tono pálido desde que no viajan a tus piernas,
Mi lengua anhela ejercitarse en tus abismos hormonales,
Sentir el fuego de tu pasión
Eres loba ardiente con una chispa salvaje.
Había más estrellas en el inmenso cielo,
y la luna era más blanca, cuando nos amábamos.
Eran míos tus latidos
Tu mirada confesada predicaba tu amor de rojas lágrimas en las mejillas,
A veces sufre llanto el amor
Dolores de parto, aguda pesadilla.
Las mañanas eran más frescas cuando nos amábamos,
Teníamos razones para mirar el mar y sonreír,
No había un solo motivo para no estar desnudos
Para olvidarnos de un mundo que giraba infeliz.
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