Te ofrezco mi calidez
 y mis rígidos instintos,
 mis células madres, 
mis deseos y suspiros. 
Te entregaría hasta la piel 
que mi esqueleto cobija,
 te daría mis mejores años, 
mi ternura y sonrisa.
 Desnudaría el corazón
 frente a los mares de tus ojos, 
para que calientes las aguas frías 
de todos mis sueños rotos.
 Quisiera encontrar la ruta
 del firmamento de tu alma, 
porque quiero sentirme humano 
una noche bajo tus sabanas.
 
 
 
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