
Vivir un encierro,
pesar el preludio de las miradas
que confiesan amor verdadero.
Sentir los deseos del alma
cuando en silencio sufre frío,
y me miro en el espejo del olvido
en el que solo se refleja
de mi ser la mitad.
No lloraré;
pero volveré a llorar
cuando a solas piense en tu partida.
Se llenará de ausencia el alma mía
cuando esta soledad la hiele
con su invierno aterrador.
Volveré a sentir amor
cuando soplen sobre mí
los vientos del ayer.
Es absurda la muerte.
Es infame la separación.
Es cruel la nostalgia de no tenerte.
Ojalá se rompa el cielo para verte,
vida mía y otras tres terceras partes de ella.
Retrocede tus pasos
si vas de camino.
No pises el oro del olvido
y recuérdame tuyo.
Subraya las caricias y los besos
que yacen dormidos en tu página nuestra,
y seré de tus ojos la siesta perfecta
en nuestro próximo hoy.
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