Que te olvide!
Para que no haya huellas sobre el pasado
y para que mi pensamiento no te oxide.
¡Que te olvide!
Aún cuando mis dedos rotos
sufren sed de tu piel desnuda;
aún cuando eres mística nocturna
de un sueño indefinido.
Olvidarte, amor mío,
es un estrecho atajo al suicidio,
vía la deshidratación.
Mis ojos están llorando
su inmensa amargura,
su inmenso dolor.
¿Que te olvide?
Pues no se logra lo imposible
aunque se sangre en el intento.
Y se vuelve tenebroso el silencio
cuando sus gotas saben a sal.
Por tu amor he de llorar
lo que no lloraría en siglos.
Ardor inminentemente infinito,
que me atraviesa a golpe de espada
y que me envuelve en su nostalgia
cual tribuna de maldad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario