Eres nube gris
que de mi cielo se espanta,
amenazada de frío,
llorando el más aterrante de los miedos,
siempre inundada de amores,
desde la piel
hasta los tuéstanos de mis huesos.
Temblor de hiel.
De mi riza, su amargo principio.
Imperdonable pecado mortal
que me persigue
suicidio tras suicidio.
Eres nube gris
que sobre una rosa se confiesa,
se adormece en sus pétalos
después de haber besado su raíz,
mendiga de amoríos.
En el espejo de tus ojos
agonizante me he visto,
por que sin ti solo soy del suelo.
Atravesaré las lagunas
de tu leve juventud,
aguda nube primaveral.
Con mis ojos madrugados de llanto
me sumare a tu rocío,
amarga cuna del delirio
de mi eterna soledad.
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