Puedo morir una mañana cualquiera, 
sentir como se alejan de mis tus pisadas,
 mientras en silencio
el alma también me abandona.
 quizás agonice una tarde de enero
 y quizás una madrugada
 mis enemigos realizaran mi entierro.
 Moriré dos veces 
si tus manos no me tocan 
e iré al purgatorio si no me besa tu boca.
 Será mi partida infeliz 
si no conozco tus gemidos, 
si me prohíbes el placer 
de tu amor que no es mío.
 Mi corazón te desea 
sin que lo sospeches,
 nunca me extrañaras
 evidentemente. 
Serás una gota de sol 
reflejada en mis lágrimas, 
que recorreré mis mejillas
al recordarte cada nueva mañana.
 

 
 
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