Necesito de ti, 
para humedecer mis huesos,
e iluminar mis pupilas 
con tus excesos de luz. 
Me faltas, 
para no ir muriendo 
por las aceras de mí corto existir.
 Te quiero aquí, 
para lubricar con tu lengua
 la resequedad de mi garganta, 
para que tus manos vivifiquen mi piel
 árida como un desierto en su hora más amenazante. 
Quiero tenerte,
 para que el mundo deje de sufrir pena
 al verme en el fondo del abismo. 
Te deseo conmigo
 para que mi mirada no viaje perdida
 hacia el ocaso de mis días. 
Te quiero en mi cama, 
para ver juntos el lugar
 donde nacen las estrellas,
 para recorrer las profundidades del océano
 y refrescar nuestros latidos en el manantial de esta ilusión. 
 

 
 
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