BIENVENIDO/AS, Sensibles del planeta.

Es evidente que hacer poesía precisa de una condición especial, innata en ciertos aspectos, adquirida en otros tantos. Pero lo que nunca puede faltar en el interior de todo aquel que es o aspire ser poeta, independientemente de su condición humana, de su formación académica y sus circunstancias sociales, es esa chispa de pasión que enciende y pone en marcha el motor de su imaginación, que lo echa a volar, que lo trasporta hacia mundos extraños cuya profanación está rotundamente prohibida al común de la gente, a aquellos que carecen de la sensibilidad y la delicadeza necesarias para transformar lo simple en complejo y lo complejo en simple, lo inexplicable en comprensible, lo misterioso en común, lo grande en pequeño, lo feo en atractivo, lo sublime en alcanzable… Por eso el poeta suele ser para muchos un ser extraño, dotado de cualidades excepcionales, incomprendido en muchos casos; pero respetable siempre, por sus dotes virtuosas de hábil receptor de las vicisitudes que ocurren en su entorno.

jueves, 30 de septiembre de 2010

LUNA HUMEDA

Húmeda luna

que en mis ojos de rocío intentas tejer tu nido,

es inmenso tu dolor

y lastimoso tu vacío.

Esta es la hora tercera

de la madrugada más fría que he vivido;

quizás me acueste con otra una noche,

pero estaré en mi desdicha soñando contigo.

Que me duelan los pasos que de ti me alejan,

que no te mire mi alma como una frontera desierta,

que no sea tan inmenso mi deseo de tenerte,

y que esta renuncia mía

no sea para siempre.

Húmeda luna

tú la has visto llorar sus lagrimas mías,

con el alma rota

de eterno pasado humedecida.

Esta es la hora cuarta

y mis ojos de lluvia me prohíben el sueño;

quisiera sentir entero tu dolor

y sepultar tu pasado en el silencio.

¿Por qué huyes de mí?

Si al contacto de un beso podría cambiar tu mundo.

Hoy me aterran estas ganas de ti,

tormento de una noche, de silencio rotundo.

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