Con el macuto lleno de frutas
muestra su riza cariñosa.
Descalza a cruzado el río;
se empolvó pies al bajar de la loma.
Sus negras manos maltratadas
han picado leña
y han cortado caña.
El sol se dibuja en su rostro nocturno,
le amarillece el pelo
sin importarle su ayuno.
Campesina desde el ayer
hasta el por siempre.
Ella no llora sus sinsabores
Por que sabe que el llorar nada resuelve.
Entrada la tarde
y con el macuto vacío,
cuenta sus ciegos pasos
tras su largo camino.
sus pisadas viajarán
por los rieles de sus años mozos,
y aunque sienta que fueron hermosos
sentirá la fuerza de su maldad
cuando quiera volver atrás
para vivir nuevamente el pasado.
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