BIENVENIDO/AS, Sensibles del planeta.

Es evidente que hacer poesía precisa de una condición especial, innata en ciertos aspectos, adquirida en otros tantos. Pero lo que nunca puede faltar en el interior de todo aquel que es o aspire ser poeta, independientemente de su condición humana, de su formación académica y sus circunstancias sociales, es esa chispa de pasión que enciende y pone en marcha el motor de su imaginación, que lo echa a volar, que lo trasporta hacia mundos extraños cuya profanación está rotundamente prohibida al común de la gente, a aquellos que carecen de la sensibilidad y la delicadeza necesarias para transformar lo simple en complejo y lo complejo en simple, lo inexplicable en comprensible, lo misterioso en común, lo grande en pequeño, lo feo en atractivo, lo sublime en alcanzable… Por eso el poeta suele ser para muchos un ser extraño, dotado de cualidades excepcionales, incomprendido en muchos casos; pero respetable siempre, por sus dotes virtuosas de hábil receptor de las vicisitudes que ocurren en su entorno.

martes, 7 de septiembre de 2010

PEREGRINARE TUS HUELLAS.



Peregrinaré tus huellas,
lejano camino.
Me perderé en tus noches
y sufriré tu olvido,
porque en soledad padezco llanto.

Yo he probado los azúcares de un pasado
que le fue rudo y amargo a mi paladar.
Sentiré nostalgias hasta lograr conjugar
en mis ojos de lluvia
el verbo llorar.

Peregrinaré tus huellas,
sendero lluvioso.
Morirás de angustia
al mirarme a los ojos,
porque en sus afueras
una ilusión muere de asfixia
por una irrefutable:
¡Yo nunca creí poder amarte!
hasta el punto de olvidar que estoy vivo.

Peregrinaré tus huellas
hasta que el sol se pierda en el ocaso.
Moriré de pie y no seré sepultado,
porque estatua seré de tu olvido
y monumento de tu pasado.



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