BIENVENIDO/AS, Sensibles del planeta.

Es evidente que hacer poesía precisa de una condición especial, innata en ciertos aspectos, adquirida en otros tantos. Pero lo que nunca puede faltar en el interior de todo aquel que es o aspire ser poeta, independientemente de su condición humana, de su formación académica y sus circunstancias sociales, es esa chispa de pasión que enciende y pone en marcha el motor de su imaginación, que lo echa a volar, que lo trasporta hacia mundos extraños cuya profanación está rotundamente prohibida al común de la gente, a aquellos que carecen de la sensibilidad y la delicadeza necesarias para transformar lo simple en complejo y lo complejo en simple, lo inexplicable en comprensible, lo misterioso en común, lo grande en pequeño, lo feo en atractivo, lo sublime en alcanzable… Por eso el poeta suele ser para muchos un ser extraño, dotado de cualidades excepcionales, incomprendido en muchos casos; pero respetable siempre, por sus dotes virtuosas de hábil receptor de las vicisitudes que ocurren en su entorno.

lunes, 11 de octubre de 2010

MASACRE DORADO

Masacre dorado

Río Masacre,

curvo desde su simiente

hasta el rocío del amanecer.

Negros frutos humanos

en los árboles de tus orillas

con dolor agonizaron.

¡Ay, Masacre Dorado!

Tu honor y la sangre se pasean de mano

por el luto de la historia.

La viuda llora sobre tus arenas

sus horrendas y amargas gotas.

Río Masacre,

largo como el olvido

de un alma cobarde;

estrecho como el recuerdo

de un dolido amante.

Fuiste caudaloso como las pupilas

del huérfano inconsolable.

Masacre de los dioses,

en los vientos rondan tus voces

y tus aullidos desesperados.

Tus pulmones deforestados

sufren la pena de otro árbol cortado.

Río Masacre,

corren tus aguas como corre la sangre

al endiablado beso del oxidado puñal.

Las lágrimas del huérfano hicieron posible

la crecida inmediata de tu caudal.

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