
Se desvistio de pronto,
le urgía amarme y sentirse satisfecha,
salto sobre mi embriagada de motivos
como fiera indomable que atacaba su presa,
deseando fundir en aquella madrugada
la totalidad de su dolorosa espera.
Estaba maldito su beso,
han pasado tantas noches desde aquel accidente de labios
y aun siento su hechizo,
imagino que no fue un dios bueno
el que la puso en mi camino.
Me embrujo de tal manera
que trastorno mi ave maría, y disloco mi padre nuestro,
y no me faltan tentaciones
cuando pienso en sus hermosos pechos.
Su lengua veloz se perdio unos instantes en mi boca pecadora
y descubrio en mis signos vitales nuevas formas de excitación.
su hermoso ombligo era solo una cascada,
y mi lengua marinera se precipito hacia el fondo de sus ganas,
componiendo el vals de los gemidos.
Me siento adicto a sus manos
si, a sus pequeñas manos de diosa,
adicto a tu toque impensado
justo en el punto donde la pasion explota.
Era ardiente su lengua,
viajo por mis piernas con el equipaje de su aliento mágico,
me provoco una erección
y me dejo enamorado.
Fue furtivo aquel encuentro,
la luna se graduó de espía nocturna armada de sus rayos de luz,
mi mundo giraba diferente
cuando en mi vida estabas tu.
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